Computadoras cuánticas: cuando la física se mete en los circuitos del futuro

por mario

Durante décadas, las computadoras que usamos —desde una notebook hasta un teléfono— funcionaron todas bajo el mismo principio: el bit, esa unidad mínima de información que puede valer 0 o 1. Pero la ciencia dio un salto enorme al entrar en el terreno de la física cuántica, y con ella llegaron las computadoras cuánticas, máquinas que ya no piensan en ceros o unos, sino en ambos a la vez.

¿Cómo puede ser?
En la mecánica cuántica, las partículas pueden estar en varios estados simultáneamente. Así, los llamados qubits (bits cuánticos) pueden representar muchos valores al mismo tiempo. Eso significa que una computadora cuántica puede procesar millones de combinaciones en segundos, mientras una computadora tradicional tendría que hacerlo una por una.

El resultado: una capacidad de cálculo tan grande que, en algunos casos, puede resolver en minutos lo que a una computadora convencional le llevaría años. No se trata solo de velocidad, sino de una nueva forma de pensar la información: la probabilidad reemplaza la certeza, y los resultados se obtienen a través de patrones de interferencia, como si las partículas “decidieran” colectivamente.

¿Desde cuándo existen?
El concepto se propuso en los años 80, pero recién en las últimas dos décadas se convirtió en realidad. Hoy empresas como IBM, Google y Microsoft tienen laboratorios dedicados al desarrollo de computadoras cuánticas funcionales, aunque todavía son equipos enormes, fríos y delicados, usados solo en centros de investigación.

¿En qué se aplican?
La computación cuántica se está usando para simulaciones científicas, inteligencia artificial, medicina y seguridad informática. También se investiga su aplicación en telecomunicaciones, criptografía y materiales nuevos, donde las combinaciones de datos son tan complejas que una máquina tradicional no alcanza.

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¿Y qué pasa con los televisores “cuánticos”?
Acá vale aclararlo: los televisores cuánticos no son una revolución científica, sino un recurso de marketing. La llamada tecnología Quantum Dot usa diminutas partículas para mejorar el brillo y los colores de la pantalla, pero no tiene relación con la computación cuántica. En otras palabras, es una verdad a medias pensada para vender más televisores que para marcar un cambio real.

Por eso nuestra tarea —desde Territorio— es separar el mito del avance genuino, explicar sin adornos y mantenernos actualizados en un mundo donde la tecnología cambia a una velocidad asombrosa. Todo evoluciona, y comprenderlo es parte de adaptarse.

En nuestra región, donde la innovación tecnológica se cruza con la educación y la producción, entender estos procesos no es solo curioso: es necesario. Y más aún en un contexto donde muchas de estas innovaciones no están disponibles para todos, ya sea por razones económicas o por la falta de acceso que imponen los mercados.

Las computadoras cuánticas no son solo máquinas nuevas: son la prueba de que el conocimiento puede transformar la forma en que imaginamos el futuro. Y desde Territorio, estamos acá para contarlo, para traducir la tecnología al lenguaje cotidiano y mantener viva la curiosidad de quienes quieren entender el mundo que viene.


Fuentes: IBM Research, Google Quantum AI, National Geographic, Xataka

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