Diseño con sentido: comunicar donde no llegan las palabras

por mario

Vivimos rodeados de pantallas. Desde el teléfono hasta los carteles de la calle, todo lo que miramos comunica algo. En este escenario, el diseño gráfico se vuelve mucho más que una cuestión estética: es una forma de lenguaje, una herramienta para traducir ideas, emociones y mensajes en imágenes que todos puedan entender.

En regiones como el NEA, donde la brecha educativa y el acceso desigual a la información todavía son una realidad, el diseño tiene un valor social enorme. Una buena comunicación visual puede incluir, educar y acercar, incluso allí donde las palabras escritas no siempre alcanzan. Un afiche bien diseñado, un cartel claro o una campaña visual accesible pueden hacer la diferencia entre la indiferencia y la comprensión.

El desafío está en comunicar con conciencia. Diseñar no es solo “hacer algo lindo”, sino pensar en quién lo va a ver, qué necesita entender y cómo se puede conectar con su entorno. En tiempos de desinformación, el diseño también puede ser una forma de resistencia: ordenar el caos visual, destacar lo importante y dar voz a quienes no la tienen en los medios tradicionales.

Desde la señalética en hospitales y escuelas hasta los portales web, desde una etiqueta de producto regional hasta un mural en el barrio, el diseño gráfico organiza la vida cotidiana y ayuda a construir identidad colectiva. Nos enseña que una imagen clara puede ser una puerta al conocimiento, un gesto de empatía o una invitación al encuentro.

Cada 24 de octubre, se celebra en Argentina el Día del Diseñador Gráfico, una fecha que recuerda a quienes, con creatividad y compromiso, dan forma a la comunicación visual de nuestro tiempo. Pero más allá de la efeméride, el verdadero homenaje está en comprender que detrás de cada diseño que nos informa, orienta o emociona, hay una decisión consciente: comunicar mejor para incluir a todos.

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