¿La iA se volvió primitiva?

por mario

Se habla de habilitar un carril +18 para adultos verificados en chatbots. El ruido tapa lo central: verificación de edad, resguardo de menores, privacidad y reglas para creadores. La pregunta no es qué puede hacer la IA, sino cómo elegimos usarla.

¿La inteligencia artificial se volvió primitiva? Tal vez la pregunta esté mal hecha. La IA no desea: imita. Aprende de nuestros textos, imágenes y conductas; si ve rasgos bajos, también los repite. Por eso, cuando una plataforma anuncia que podría abrir un modo para adultos, el verdadero tema no es el morbo, sino la gobernanza: qué se permite, qué se prohíbe, quién verifica la edad, cómo se protegen a niñas y niños, qué datos se piden para probar mayoría de edad y cómo se denuncia cuando algo cruza la raya.

Humanizar la IA suena tentador, pero es un atajo. Más pertinente es humanizar el uso: aceptar que la tecnología refleja nuestras tensiones —libertad y cuidado, creatividad y abuso, negocio y derechos— y decidir con calma dónde ponemos los límites. Si mañana existiera un “modo +18”, no sería barra libre: seguirían vedados contenidos con menores, no consentimiento y explotación. A la vez, la verificación no puede convertirse en un agujero negro de datos personales. Ese equilibrio no lo da un algoritmo: lo construyen reglas claras y usuarios informados.

También conviene evitar otra ilusión: que la IA “se parece a la mente humana”. Su imitación puede ser brillante, pero carece de contexto y responsabilidad. La ética no se descarga; se practica. Y ahí la pregunta de fondo: si la IA copia, ¿qué copias estamos dispuestos a dejarle? ¿Cuáles no?

En Argentina —y en Chaco y Corrientes— la conversación tiene particularidades: dispositivos compartidos, conectividad irregular y alfabetización digital pendiente. Cualquier carril +18 deberá convivir con marcos de protección de menores, delitos informáticos y datos personales. No alcanza con un botón: hacen falta controles parentales simples, rutas de denuncia en español y pedagogía pública para explicar consentimiento, límites y reportes. Humanizar el uso también es explicar sin miedo.

RIESGOS Y OPORTUNIDADES (SIN DRAMATISMO)

  • Riesgo: verificación laxa → accesos indebidos.
  • Riesgo: verificación invasiva → exceso de datos.
  • Oportunidad: trazabilidad y reportes mejores que en sitios “sin puerta”.
  • Oportunidad: filtros hogareños y escolares que funcionen en serio.

BUENAS PRÁCTICAS SI ESTO AVANZA

  1. Cuentas y dispositivos: perfiles separados, contraseñas fuertes y 2FA.
  2. Familias y escuelas: guía de una página con qué cambia, qué sigue prohibido y cómo denunciar.
  3. Creadores/as: señalización +18, respeto de licencias y consentimiento documentado.
  4. Privacidad: preferir verificaciones que no almacenen documentos sensibles.
  5. Reportes: aprender el camino corto para denunciar contenido ilegal o que viole reglas.

PARA VOS EN CHACO Y CORRIENTES
• Si compartís dispositivos, configurá bloqueos y perfiles antes de cualquier novedad.
• En escuelas, acordá una política simple: privacidad, citación, límites.
• Si creás contenido, informate: señalización, derechos de imagen y resguardo de datos.

¿La IA tiene bajos instintos? No: toma los nuestros prestados. La cuestión no es si la máquina “se humaniza”, sino si nosotros sostenemos humanidad al usarla: cuidado de menores, respeto por los cuerpos, privacidad, consentimiento. La tecnología no va a darnos estas respuestas. A lo sumo, nos obliga a pensarlas mejor.

Te puede interesar